"protocolo" (de protocollum) significa en latín: "apegado al documento que le dará autenticidad". Se puede considerar al protocolo como la estructura ordenada y sistemática que el investigador utilizara para orientarse durante todo el desarrollo de su proyecto de investigación, estableciendo que su resultado estará en constante comunicación con la institución, el organismo y todas las partes que están interesadas en su desarrollo y ejecución.
El protocolo es un documento flexible que admite modificaciones de acuerdo con los resultados parciales de la investigación.
El protocolo nos permite señalar cada una de las partes del problema si planteamos con claridad las ideas e información que se tiene acerca de él. Permite seleccionar el procedimiento y las técnicas adecuadas para realizar la investigación. También permite establecer un calendario de trabajo y estimar el tiempo en que se va a desarrollar cada una de las etapas, así como su costo y necesidades de financiamiento.
El protocolo nos permite utilizar los recursos con mayor eficiencia. Además constituye una guía que ayuda a facilitar la elaboración de los proyectos de investigación.
En cuanto a los requerimientos el protocolo debe ser claro, concreto y preciso en su información para que cualquier estudiante entienda el qué, cómo, cuándo, dónde y porqué se pretende realizar el estudio.
El protocolo como medio para la elaboración de proyectos de investigación es fundamental en la planeación de la investigación científica, ya que permite una organización y un desarrollo sistemático del proceso de investigación.