Nuevos marcos cuantitativos y cualitativos
Es muy difícil evaluar con justeza la magnitud de las consecuencias que desde hace algo más de dos décadas está provocando en la sociedad la alta tecnología. No obstante, en las áreas de la economía, las actividades productivas, los medios de comunicación, las finanzas, la estrategia y las operaciones militares ya se han vivido grandes cambios y acontecimientos cuyas causas profundas se hallan en la revolución tecnológica.
Ahora bien, en este nuevo contexto tecnológico la información y, en especial, la información estructurada o conocimiento, constituyen el centro de gravedad de todas las actividades de producción de bienes y servicios, incluidas las actividades científicas y profesionales de alto nivel intelectual. En función de ello la ingeniería vive en la actualidad un rápido proceso de transición, transformándose en ingeniería digital.
Así como en su primera etapa artesanal la ingeniería trataba casi exclusivamente con átomos de materia y en la etapa científica impulsada por la Revolución Industrial los protagonistas fueron los cuantos de energía, en la nueva etapa irrumpen en forma masiva los bits de información. Átomos, cuantos y bits conforman hoy la trilogía de trabajo básica de la ingeniería digital y determinan el acceso de la ingeniería a un nuevo orden de magnitud tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo.
En lo cuantitativo han sido desbordadas las dimensiones de espacio y de tiempo correspondientes a la escala humana. Por un lado ha sido penetrado el microcosmos y la tecnología opera en la escala verdaderamente liliputiense del micrómetro y del nanómetro. En la producción de microcircuitos integrados, la dimensión del transistor individual ronda en torno de una fracción muy pequeña del milésimo de milímetro. Y en los laboratorios de investigación se halla en ciernes una nanotecnología cuyas probables aplicaciones futuras en el campo de la medicina y de la lucha contra la contaminación ambiental, entre otras, superen los límites del asombro. En las mismas escalas dimensionales se inscriben las operaciones de manipulación y ensamble de genes, que realiza la prometedora e inquietante ingeniería genética.
Por otra parte, también ha sido penetrado en profundidad el espacio exterior con satélites artificiales, transbordadores espaciales y en muy pocos años más estará terminada la Estación Espacial Internacional, la más grande y costosa obra de ingeniería emprendida hasta el presente por la humanidad. Asimismo es digno de señalarse que en estos momentos hay artefectos espaciales -Voyager I y II- que están saliendo del sistema solar hacia el espacio exterior, sin perder aún contacto radial con sus bases en la Tierra.
También ha sido desbordada en todos los sentidos la escala humana de tiempo. En los microcircuitos integrados las operaciones elementales se realizan en pocos nanosegundos, mientras que en el espacio exterior se tiene prevista con precisión matemática la trayectoria de los artefactos antes mencionados de aquí a novecientos mil años. Es altísima la probabilidad de que ese increíble viaje espacial se cumpla sin inconvenientes, mientras por el contrario la probabilidad de previsión del futuro de la humanidad en fechas tan lejanas es nula.
En cuanto a lo cualitativo la ingeniería se enfrenta hoy con estrictísimas exigencias en materia de precisión dimensional, confiabilidad, condiciones de servicio extremas y requerimientos para la preservación del ambiente natural. Aunque no en todos los proyectos esas exigencias son simultáneas, la satisfacción de cualquiera de ellas coloca al ingeniero frente a difíciles problemas de diseño, fabricación y operación.
Ingeniería y cultura
Por último, es conveniente reflexionar sobre la ubicación de la ingeniería en la cultura de nuestro tiempo, Tratándose, como se dijo al comienzo, de una actividad básicamente creativa, integra la cultura por derecho propio. En este aspecto no presenta diferencias con cualquier otra respetable artesanía. Existen, sin embargo, valores conceptuales, metodológicos y sociales que confieren a la ingeniería un "status" de mayor nivel.
En primer término nos encontramos con una actividad cuyos fundamentos son los principios y leyes de las ciencias naturales, edificadas estas últimas en torno de los más rigurosos paradigmas conceptuales elaborados por la humanidad a partir del milagro griego. La utilización práctica y creativa de esos paradigmas exige una formación y un ejercicio profesional de alto nivel intelectual que aleja a la ingeniería actual de sus orígenes artesanales.
En segundo lugar los instrumentos de trabajo del ingeniero -algoritmos matemáticos, técnicas de laboratorio y procesos y simulaciones en computadoras- conforman un conjunto metodológico muy complejo cuyo dominio requiere también una esmerada formación y adecuado entrenamiento.
La tercera reflexión versa sobre el impacto del trabajo del ingeniero en el funcionamiento y la evolución de la sociedad. Con el advenimiento del avión a reacción, la energía nuclear, la computadora digital, los viajes espaciales, los medios de comunicación masiva y la ingeniería biomédica, se ha producido una mutación en el profuso, diverso y complejo utilaje social, que coloca sobre los hombros de los ingenieros una enorme responsabilidad. Su trabajo, íntimamente asociado con el saber positivo inherente a la ciencia y la tecnología, incide inevitablemente en la vida de los hombres y las comunidades y en el ambiente natural. De ahí que es muy deseable y tal vez imprescindible que los ingenieros logren una ponderada simbiosis entre la capacidad para el manejo de la complejidad técnica y la asimilación de los más preciosos valores humanos, sociales y espirituales.