Un aspecto fundamental en todo proceso de investigación es la definición de los objetivos o del rumbo que debe tomar la investigación que va a realizarse. Así, los objetivos son los propósitos del estudio, expresan el fin que pretende alcanzarse y, por tanto, todo el desarrollo del trabajo de investigación se orientara a lograr esos objetivos. Éstos deben ser claros y precisos para evitar confusiones o desviaciones; sin embargo, esto no implica que los objetivos no puedan cambiarse durante la realización de la investigación, porque en algunos casos es necesario hacerlo.
En toda investigación es necesario plantear dos niveles de objetivos:
1. Objetivo general: Debe reflejar la esencia del planteamiento del problema y la idea expresada en el título del proyecto de investigación.
2. Objetivos específicos: Se desprenden del general y deben ser formulados de forma que estén orientados al logro del objetivo general, es decir, que cada objetivo específico está diseñado para lograr un aspecto de aquel, y todos en su conjunto, la totalidad del objetivo general. Los objetivos específicos son los pasos que se realizarán para lograr el objetivo general.