Empezando por la raíz etimológica de la palabra calidad, esta tiene sus inicios en el término griego kalos, que significa lo bueno, lo apto, y también en la palabra latina
qualitatem, que significa cualidad o propiedad. En este sentido, calidad es una palabra de naturaleza subjetiva, una apreciación que cada individuo define según sus expectativas y experiencias, es un adjetivo que califica alguna acción, materia o individuo.
Existen varias definiciones para el concepto de calidad de software, sin embargo, la mayoría suelen coincidir en la idea de adecuación a los requerimientos. De esta forma, una especificación detallada del producto es un requerimiento imprescindible para poder definir aquellos atributos que permitan medir la calidad del mismo.
Siguiendo esta línea de la adecuación a los requerimientos, el estándar ISO 9000: 2000 define la calidad de software como:
"Grado en que un conjunto de características inherentes cumple con unos requerimientos".
Sin embargo, necesitamos ampliar esta definición dando una visión más detallada que la de "adecuación a los requerimientos". Así se definen los factores de calidad del software que permiten definir con mayor nivel de detalle los objetivos de calidad a alcanzar. La relevancia de estos factores no es estática sino que dependerá del cliente, del tipo de aplicación. No todos los sistemas tienen las mismas exigencias, podemos pensar en las exigencias de calidad de un procesador de textos frente a las del software de control de una central nuclear.
Una vez que se hallan definido los objetivos de calidad del producto, se debe definir una serie de actividades que permitan lograr dichos objetivos.