Clasificación de los discursos de acuerdo a la finalidad que persiguen:
Discurso argumentativo: se caracteriza por el razonamiento, a partir de opiniones generalmente aceptados, orientado a influir sobre un público determinado.
Discurso explicativo: consiste en facilitar, en forma clara y precisa, la comprensión de un texto o materia a partir de la información disponible.
Discurso informativo: Es la representación por medio del lenguaje de personas, objetos, ambientes o acciones. Puede ser objetiva o impresionista. Se dan a conocer las características necesarias para que el receptor pueda reconocer a la persona, el ambiente o acción descrito.
Organización del discurso
1. Redactarse con anterioridad.
2. Introducción debe reunir tres condiciones:
- Asegurar el favor y el respeto hacia el orador
Recomendaciones para un buen discurso
- De acuerdo con la circunstancia el expositor puede iniciar su discurso:
- Haciendo referencia al tema o a la ocasión.
- Formulando una pregunta retórica.
- Presentando una declaración sorprendente.
- Citando una frase o el fragmento de un texto.
- El desarrollo del discurso se realiza tratando de mantener el interés del público.
- Para finalizar el discurso es necesario fijar la atención del auditorio en el tema central y el propósito del discurso.
Función del discurso
Existen tres funciones principalmente en un discurso:
A).- Entretener.
Busca en el auditorio una respuesta de agrado, diversión y complacernos. El propósito se basa en hacer olvidar la vida cotidiana con sus pequeños sucesos y sus apremios basados en el humor. Ofrece grandes ventajas, ya que el tema puede ser de libre elección.
B).- Informar.
Persigue la clara comprensión de un asunto, tema o idea que resuelva una incertidumbre. Su principal objetivo es de ayudar a los miembros del auditorio para que estos pretendan ampliar su campo de conocimiento. Su característica principal de este discurso es llevar a cabo la objetividad.
C).- Convencer.
Su función básica es influir a los oyentes acerca de verdades claras e indiscutibles que de poder ser probadas y comprobadas. Se ha de argumentar lo que se dice, y para ello será necesario hacer uso de elementos cognitivos y racionales.
El propósito del discurso
El primer paso para la planeación del discurso es decidir la función de éste (explicado en el punto anterior). Cuando el orador quiere hablar en público necesita saber la razón por la cual quiere hacerlo. También debe saber qué es lo que quiere obtener del público. De esta forma podrá optimizar sus esfuerzos en la preparación del mensaje, para que de esta forma cada argumento, imagen y palabra contribuyan para lograr su objetivo.
Un discurso bien estructurado constará de: apertura, cuerpo y conclusión. O, más concretamente, con una fase de contacto o salutación que estimule al público a prestar atención; una fase informativa, donde fundamentar y demostrar con hechos y datos el contenido, sin divagaciones y manteniendo el interés; y una fase final o de apelación, realizada con exactitud y cuidado. Según un consejo de Winston Churchill, un buen discurso consiste en un comienzo interesante y un final con chispa: la distancia que media entre ambos debe mantenerse lo más corta posible. En definitiva, debe procurar tener unidad, coherencia y dar énfasis a las ideas que expone.
Formas de estructurar un discurso:
La estructura cronológica: no permite resaltar la importancia relativa de cada idea en función con las demás. Sin embargo, es la organización que más se adapta a un discurso cuando se describe un proceso paso a paso: antecedentes, presente, futuro...
La estructura temática o cualitativa: consiste en enumerar los puntos clave en orden decreciente de la charla, empezando por el más importante. No debemos olvidar que la audiencia está más alerta al principio de la charla. Tiene el inconveniente de dejar a los oyentes, al terminar, la sensación de no haber dicho nada importante. Resulta muy útil cuando los puntos principales están divididos en
Grupos o categorías.
La estructura espacial: consiste en empezar la charla por un detalle e ir desarrollando la idea general. O, por el contrario, presentar el marco general y descender a los aspectos más puntuales o personales.
Estructura teoría/práctica: consiste en explicar una teoría que se demuestra a continuación. También se pueden relacionar los conocimientos prácticos que tiene la audiencia con las teorías que la sustentan para abordar, a continuación, temas menos conocidos. Una variante de esta estructura es la que se denomina de causa-efecto, que permite organizar la exposición en torno a las causas que la han provocado. Para dar más énfasis se puede organizar el discurso de forma que se hable del problema y, a continuación, de los posibles efectos.
Aspectos a considerar para la elaboración de un discurso.
La intención: el emisor puede tener diversas intenciones al emitir su mensaje (informar, convencer, exponer, lograr acuerdo o aprobación, etc.)
Propósito o finalidad: objetivo que se persigue a través del discurso público.
Organización de las ideas: éstas deben estar organizadas en orden de importancia.
Relación jerárquica emisor-receptor: La relación que se establece entre ambos es asimétrica.
Uso de la "enciclopedia" o conjunto de saberes: el emisor debe ser cuidadoso respecto de omitir aquellas informaciones que sean relevantes, evitando supuestos que puedan crear ambigüedad o confusión.
Cómo se inicia el discurso
Podemos comenzar con unas palabras de ritual Señoras (pausa) para calibrar la acústica. Mirar a nuestro alrededor y, cuando veamos que están atendiendo, comenzar con algún tópico que sea de especial interés o algo que acabemos de hacer. Si nos equivocamos al principio de la alocución, tendremos problemas para concluirla con éxito. Si comenzamos diciendo No quiero aburrirles volviendo a trillar el campo minuciosamente analizado por.... Con esta introducción, donde se maneja la metáfora y el tópico estamos informando al público de que lo que se avecina puede ser una perorata insoportable. Sí podemos empezar con frases como: Sabían Vds. que..., Es fundamental para nuestra empresa... etc...
La atención del público se debe captar al inicio de la charla y, aunque la audiencia sólo escucha a medias, será en este momento cuando evaluarán la energía mental que están dispuestos a dedicar al discurso.
Para captar la atención se puede seguir el esquema que Stuart denomina A, B, C, D.
A. Captar la ATENCIÓN TENCIÓN de la audiencia.
B. Mostrar los BENEFICIOS o ventajas que obtendrán de escuchar.
C. Explicar las CREDENCIALES, conocimientos o méritos que posee el orador para hablar sobre el tema.
D. Exponer claramente cuál será la DIRECCIÓN o DESTINO de la charla y, en definitiva, cuál es el objetivo.
Esta es la forma más habitual y, a la vez, más comprometida, pues permite a la audiencia valorar desde el primer momento el interés que tiene lo que le un buen comienzo atención beneficios credenciales dirección van a contar. Algunas formas de captar la atención en el inicio de una charla son:
Formular preguntas. Procurando, eso sí, que no sean retorcidas o enmarañadas, que sean imposibles de contestar o que distraigan a la audiencia en aras de una respuesta complicada.
Hacer citas. Para lo que habría que evitar caer en la pedantería, la erudición excesiva o en la retahíla de citas más o menos afortunadas.
Contar anécdotas. Son muy útiles para introducir a la audiencia con facilidad y Rapidez en el tema objeto de la charla. Siempre que sea posible se deben emplear Anécdotas propias y, cuando sean tomadas de terceros, se pueden personalizar en la medida de lo posible o lo razonable.
Aperturas efectistas. Si bien pueden ser divertidas y preparar positivamente a la audiencia, obligan a estar muy seguros de lo que se hace y de que la audiencia va a captar todo el impacto de las palabras o gestos.
Presentar una serie de datos estadísticos sorprendentes que nos permita
Interesar y captar la atención de la audiencia.
Comenzar con los antecedentes históricos. Bien entendido que no debe remontarnos a la prehistoria.
La noticia de actualidad puede ser un buen punto para el comienzo de una charla. Le podemos dar un tono práctico, que motive a la audiencia, rompa el hielo y pueda justificar lo que expondremos a continuación.
Mostrar puntos de contacto entre el orador y la audiencia.
Explicar el esquema de la conferencia. Lo lógico es que esté basado en una serie de puntos que sean fácilmente explicables.
Lo que no debemos hacer, en ningún caso, es preguntarnos la razón por la que estamos allí. O comenzar con un párrafo de disculpa sobre los defectos de la presentación, de las transparencias, de nuestras habilidades como orador o con alguna crítica a la organización. Tampoco es conveniente halagar al público en exceso o resaltar algún aspecto negativo relacionado con él.
Como finalizar un discurso
Un final logrado, pletórico, puede compensar en buena parte un discurso general mediocre. Un final malo destroza, sin embargo, el mejor de los discursos.
Es conveniente aprovechar las últimas palabras para reafirmar de forma positiva el mensaje. El final debe suponer la condensación, la consecuencia de todo lo que se ha dicho. La conclusión se debe sentir sin anunciarla. Por ello, es conveniente planificar adecuadamente esa conclusión. En cualquier caso habrá que advertir a la audiencia que llegamos al final de la presentación. No debemos olvidar que la mejor forma de hacer un buen discurso es terminarlo bien. Las formas más habituales de concluir son:
- Con un resumen o una síntesis del contenido del discurso.
- Con una petición a la audiencia para que hagan algo concreto o actúen en un determinado sentido.
- Con una pregunta retórica, sin respuesta.
- Con un nexo que permita enlazar con el principio de la charla
- Con una cita o frase adecuada.
- Con una anécdota.
- Con alguna consecuencia que se desprenda del contenido del discurso.
- Con alguna frase grata o que halague a la audiencia.
- Con un giro humorístico que libere la tensión acumulada a lo largo de la presentación.
La última frase debe estar pronunciada de tal manera que la voz indique claramente que se llega al final. Algunas frases para concluir pueden ser:
- «Mi tiempo se está acabando...»
- «No quiero abundar más...»
- «Creo que empiezan a cansarse...»
- «Concluyo como empecé con mi agradecimiento a Vds...»
- «Señoras y señores ha sido un placer estar con ustedes...»
- «Quisiera expresarles mi reconocimiento por su amable atención...»