Peter Senge se pregunta: ¿Cómo es posible que un grupo de talentosos managers con un coeficiente individual promedio de 120 puedan tener como colector un coeficiente intelectual de 63?
Para este autor, la disciplina del aprendizaje aborda esta paradoja. Cuando los equipos aprenden de veras, no sólo generan resultados extraordinarios sino que sus integrantes creen con mayor rapidez.
En otra parte de la obra dice: Las organizaciones sólo aprenden a través de individuos que aprenden. El aprendizaje individual no garantiza el aprendizaje organizacional, pero no hay aprendizaje organizacional sin aprendizaje individual. Para Senge, la disciplina del aprendizaje en equipo comienza con el "dialogo", la capacidad de sus miembros para "suspender sus supuestos" e ingresar en un auténtico "pensamiento conjunto".
La disciplina del diálogo también implica aprender a reconocer los patrones de interacción que erosionan el aprendizaje. Los patrones de defensa a menudo están profundamente enraizados en el funcionamiento de un grupo humano. Si no se los detecta, atentan contra el aprendizaje. Si se los detecta ya se los hace aflorar creativamente, pueden acelerar el aprendizaje.
El aprendizaje en equipo es vital porque la unidad fundamental de aprendizaje en las organizaciones modernas no es el individuo sino el equipo. Si los equipos no aprenden, la organización no puede aprender, sintetiza Senge [23].